El castillo de Magalia es un símbolo de Las Navas. Además de dar nombre al restaurante, aporta una cita imprescindible para cualquier visitante de la zona.
Fue construido por Pedro Dávila, primer marqués de Las Navas en 1540 y por dentro tiene aspecto de palacio. Se sitúa a cinco kilómetros del pueblo y a 35 de Ávila.
La edificación se levanta sobre unas ruinas romanas. En uno de sus muros, encima de una ventana y bajo un balcón, se encuentra la siguiente inscripción, procedente de esos vestigios:
“MAGALIA QUONDAM”
Su significado sería “en otro tiempo casa rústica”, aunque hay una leyenda mucho más interesante sobre su origen. Eso sí, de dudosa credibilidad. Asegura que Magalia era una bella joven que vivía en el castillo. Sus padres no aprobaban su enamoramiento de un caballero y, resuelta a vivir su amor sin ataduras, se escapó con él. La tristeza que provocó a sus progenitores este hecho les hizo grabar tal inscripción que, en este caso, significaría “¿Dónde está Magalia?”.
Pero ella tampoco fue feliz después de romper con su familia. La melancolía se tornó en culpa y tras su muerte su espíritu volvió a habitar entre los muros del castillo, donde aún sigue paseando su pena.
De uso público
Desde su construcción, 16 marqueses habitaron el castillo hasta su abandono en el siglo XVIII, cuando el marquesado pasó a formar parte del Ducado de Medinacelli. A principios del XX se vendió a la empresa Resinera Española, que posteriormente lo cedió al Estado.
Tras la Guerra Civil la Sección Femenina de la Falange lo empleó como residencia universitaria. En 1976 se transfirió al Ministerio de Cultura y desde 1985, lo gestiona el Ministerio de Educación. Hoy se utiliza para congresos, seminarios, encuentros y todo tipo de jornadas científicas o culturales. Además, tiene capacidad para 82 huéspedes y comedor para 90 personas.
Construcción renacentista
El palacio-castillo es una construcción renacentista construida en piedra y pizarra, que cuenta en su interior con bóvedas planas similares a las del monasterio de El Escorial. En la parte Norte del castillo se encuentra una torre cilíndrica almenada que pudo ser anterior al resto del palacio. Otros dos cubos de menores proporciones rematan el castillo.
Por todo el monumento se puede ver el escudo de los Dávila: trece roeles de oro sobre campo azul, junto a las bandas de los Córdoba. El escudo, según cuenta la leyenda, viene de un estandarte de trece lunas arrebatado a los musulmanes en la ciudad de Ronda, cuyas murallas tenían trece puertas.
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